Al verdadero amor no se lo conoce por lo que exige,
sino por lo que ofrece
Por todas esas pequeñas cosas que me ofreces a lo lejos, a lo cerca. Esas cosas que sólo son nuestras, que nadie más puede entender. Por esa mirada cómplice que no engaña a nadie sobre esto que sentimos y mucho menos por aquella necesidad de estar junto al otro, de sentir que somos nuestros y de nadie más. Otro año más y me sigo preguntando ¿Cómo pasa el tiempo, que casi no lo veo y simplemente, vuela? Cómo describir todos los momentos que pasamos juntos, tres años de aquella mañana en la plaza, un sábado de otoño al solcito, en que me abrazaste, me brindaste tu calor y me miraste, y de tus labios pude escuchar un: ¿Girlfriend? Y después de eso, pude sentir cómo mis ojos se tornaban más brillosos. Tras un sí a tu pregunta, pude sentir que era feliz. Hoy puedo ver este 29 de marzo del 2008 como un día en que sentí mariposas en la panza, que la felicidad se desbordaba de mi rostro con una enorme sonrisa y que mi corazón palpitaba a mil por hora, pero no más que un te quiero, no más que un ‘somos novios por palabras’. Qué raro suena que estas palabras salgan de mí, pero en realidad lo es así para ambos. Pude comprender que te amaba, en el momento en que empecé a necesitarte, en aquel momento en que sólo necesitamos a una persona para que me abrace, que me consuele y me brinde sus palabras de aliento. Ahí, ese octubre pude comprender que eras la única persona capaz de llenarme y de apaciguarme. Tres años, apenas lo puedo comprender. Como acabas de decir ‘Parece ayer cuando éramos una parejita feliz’, si parecía ayer. Pero lo que no cambia, lo que no queda en el pasado es lo que hay entre nosotros. Sí, porque no somos ‘novios’ pero está ese nosotros que todos los días podemos sentir, está ese ‘vos y yo juntos’, que nadie puede entender. Estamos lejos para los demás, pero sabemos que estamos más cerca que nunca, porque no es necesaria la presencia física, sino que es necesario que dos almas estén juntas, que se busquen aún cuando la habitación se encuentra a oscuras, cuando hay miles de kilómetros de por medio. Así es como nos sentimos cerca, cuando nos hablamos suavecito al oído podemos sentir que nuestras almas están juntas, están cerca. Alguien un día me preguntó qué se sentía perder a alguien a quien amabas y la verdad, que nunca supe contestar esa pregunta. Pero no es porque no lo sé explicar, sino que nunca me pasó. Tanto yo a vos, como vos a mí, no nos perdimos. Jamás. Porque como te dije una tarde en la Plaza Belgrano, cuando pensaste que me habías perdido, ‘A mi me vas a perder el día en que yo deje de amarte, el día en que deje de sentir cosas por vos. Ese día vas a tener la certeza de que no puedo ser tuya, que no te quiero y que no me importa nada mas’. Puedo recordar las pocas veces que lloraste, las que no era yo quien derramaba lágrimas y vos el que consolabas y puedo decirte que me quebré por dentro, que se me partió el alma en dos. Que lo único que deseaba en esos momentos era sacarte una sonrisa, no con un beso, sino con un abrazo, con una mirada, una palabra de consuelo que te ayudara a seguir. Y sí, creo que mucho de nuestra relación se basó y se basa en una comprensión del uno hacia el otro, de un cariño, de un intercambio de pensamientos, de palabras, de risas y miradas. No sólo de besos, de abrazos, de caricias y de atracción física. Se trata de compartir las alegrías, las tristezas y los miedos, de ver más allá de lo que solos podemos ver, porque juntos vemos más allá del horizonte y podemos correr más rápido de lo que un jaguar lo haría. Podemos hacer todo lo que nos propongamos, porque cuando se quiere, nada es imposible. Cuando se intenta, se esfuerza por conseguir algo, no se pierde, ni deja de valer la pena el intentar. Por eso, esto que hoy sentimos, esto que hace tres años parecía un simple amor, y que hoy va mucho más allá de lo que yo misma puedo comprender, esto: es la grandeza de lo que alguien puede despertar en mi interior. No dudo ni un segundo en dedicarte dos palabras, porque quizás más adelante las cambie, quizás más adelante sigan siendo las mismas desde hace un tiempo. No dudo en decirte: te amo. No, porque lo que yo vivo es el hoy, pienso en el ayer como una experiencia para sobrevivir en el presente, para saber llevar el futuro y no estancarme y cometer los mismos errores. Porque quiero caminar a tu lado cuando sea viejita, cuando ya pueda decir: ‘Fuiste y sos el amor de mi vida, porque no hubo nadie más que me hiciera sentir tan plena como vos’.
Juan Luis Serra
29.03.08 – 29.03.11
Sos una tierna julianaaa (L
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