Querido diario:
La verdad es que no entiendo. No, no puedo. No puedo entender. ¿Cómo debería reaccionar ante una situación como esta? Alguien una vez me dijo que nos debemos desprender de las cosas que nos hacen mal, aquellas que nos lastiman el alma y nos generan un dolor irrefutable. Son esos puntos, esas señales de que algo ya no está bien, de que algo se va de nuestro camino, se queda en el pasado porque no merece nuestro futuro. ¿Pero qué hay cuando no se desprenden en realidad esas dos partes y se simula algo que no es? ¿Para qué? ¿Para qué disimular que ya no hay sentimientos si por detrás tu personalidad cambia, si cambia cada vez que hablamos? Si cada noche que nos encontramos, me devuelves la mirada como ese quince de marzo. ¿Para qué mentirse a uno mismo? Puede ser por miedo a los demás, al que dirán, a nuestros propios miedos de ver el futuro como algo que no sabemos en realidad cómo va a salir.
¡Pero no, sigo sin entender! ¿Por qué? Sí, esa es mi pregunta. ¿Por qué apareces cuando ves que otro me acompaña? ¿Por qué esa escena de celos al saber que otro besa mis labios, que otro roza mi piel? Si tú y yo, ya no somos nada. Nada en el sentido físico de la persona. Nada, al entender de los demás. Pero, en realidad, ¿quién afirma que no somos nada? Es decir, no estarías preocupándote quién me besa, quién me sonríe, quién me toma de la mano, de ser que ya no soy nadie en tu vida. Pero ahí está la cuestión. El tema es que no te animas a afirmar que para ti sigo siendo eso que algún día fui. O por lo menos, una parte. Pero sea mucho, sea poco, lo es. Y eso es lo más importante, que a pesar de disimular ser algo, muy, muy, muy adentro sigo brillando en tu interior. Y así, a pesar de tus indecisiones, de tus histerias, de tus “no entiendo por qué lo haces”, a pesar de tus celos sin razón, brillas cada día un poco más. Y a pesar de que dicen que nos debemos desprender de lo que nos hace mal, creo que por momentos es lo que pienso que me va a hacer bien. Si, creo que desprenderme de vos, de tu vida, de tu conciencia y tu personalidad, es lo que me va a sacar adelante. Pero después pienso y llego a otra salida totalmente diferente. Llego a la parte en que “¿por qué se preocupa por mí? Algo le debo importar, entonces ¿por qué no intentar?”. Pero vuelvo atrás y veo que ya no me quiero sentar a esperar, ya no quiero volver a mezquinar. No, nada de eso. “Sos fuerte”, dicen quienes de verdad me conocen. Si, soy fuerte. Pero el amor, es aquel que debilita hasta al hombre más fuerte y le da fuerza al más débil. Así de irreversible es el amor. Así es como estamos vos y yo, el uno con el otro y a la vez, en dos mundos paralelos, que parece jamás volverse a encontrar.
¡Pero no, sigo sin entender! ¿Por qué? Sí, esa es mi pregunta. ¿Por qué apareces cuando ves que otro me acompaña? ¿Por qué esa escena de celos al saber que otro besa mis labios, que otro roza mi piel? Si tú y yo, ya no somos nada. Nada en el sentido físico de la persona. Nada, al entender de los demás. Pero, en realidad, ¿quién afirma que no somos nada? Es decir, no estarías preocupándote quién me besa, quién me sonríe, quién me toma de la mano, de ser que ya no soy nadie en tu vida. Pero ahí está la cuestión. El tema es que no te animas a afirmar que para ti sigo siendo eso que algún día fui. O por lo menos, una parte. Pero sea mucho, sea poco, lo es. Y eso es lo más importante, que a pesar de disimular ser algo, muy, muy, muy adentro sigo brillando en tu interior. Y así, a pesar de tus indecisiones, de tus histerias, de tus “no entiendo por qué lo haces”, a pesar de tus celos sin razón, brillas cada día un poco más. Y a pesar de que dicen que nos debemos desprender de lo que nos hace mal, creo que por momentos es lo que pienso que me va a hacer bien. Si, creo que desprenderme de vos, de tu vida, de tu conciencia y tu personalidad, es lo que me va a sacar adelante. Pero después pienso y llego a otra salida totalmente diferente. Llego a la parte en que “¿por qué se preocupa por mí? Algo le debo importar, entonces ¿por qué no intentar?”. Pero vuelvo atrás y veo que ya no me quiero sentar a esperar, ya no quiero volver a mezquinar. No, nada de eso. “Sos fuerte”, dicen quienes de verdad me conocen. Si, soy fuerte. Pero el amor, es aquel que debilita hasta al hombre más fuerte y le da fuerza al más débil. Así de irreversible es el amor. Así es como estamos vos y yo, el uno con el otro y a la vez, en dos mundos paralelos, que parece jamás volverse a encontrar.
With love, J
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