¿Por
qué soñamos, esperamos que la vida nos presente un amor de novela?
Quizás es de tanto verlas, de tanto ver esas películas donde el amor suele triunfar, donde todo es de color rosa tras una tormenta, una avalancha de peleas con nuestra pareja. ‘El amor es mágico’ alguien dijo una vez.
Como pude notar otras veces, el amor es el sentimiento más fuerte que puede existir. El que mayor felicidad puede brindarnos. Pero también es aquello que más nos destruye cuando no lo tenemos, cuando lo hemos perdido o cuando no queremos sentirlo. ¿Quién puede vivir sin siquiera querer algo, alguien en su vida, a su lado? Dudo que alguien pueda sobrevivir a una situación tan fría y llena de soledad.
De vuelta a lo que esperamos de nuestra vida amorosa: ¿por qué una historia perfecta? ¿Por qué una historia donde el amor logra vencer a todo lo demás?
Será que se siente maravilloso salir victorioso tras varios obstáculos. De seguro que sí. No hay nada más satisfactorio que intentar algo. Pero por sobre todas las cosas, lograr lo esperado, cumplir nuestro objetivo, en el que pusimos empeño.
Ansiar la compañía de alguien a tu lado, es algo normal. Esperar a que ocurra, es algo que se deja a los pacientes y esperanzados. Hacer que ocurra, solo es apto para los valientes. Pero repito: el amor es mágico. Sí que lo es. El amor es mágico, es una controversia entre la extrema felicidad y la tristeza más profunda. Sin embargo, es lo que mi vida busca en este momento.
Que conste que del amor que se habla, es de ese amor entre dos personas que se pueden observar por horas sin siquiera decir algo, que su sonrisa va a quedar intacta. De esas personas que sostienen sus manos, que se complementan para ser uno. El tipo de persona que desea la felicidad del otro, cuando ésta quizás no esté destinada a ser a su lado. No quiere decir que el amor de un padre, de una madre, de un hermano, de un amigo no sea esencial para la vida. Pero hoy… hoy me enfoco en este tipo de amor. El amor que despierta mariposas en algunas panzas, el amor que eriza la piel, el amor que es tan fuerte, que es capaz de cruzar desiertos y océanos. Sí, ese amor que todos soñamos alguna vez.
Una gran preocupación es cuando debemos olvidar a algún amor que dejamos tras nuestro andar, pero que sigue ahí, en un pequeño rincón de nuestro corazón. Olvidar a alguien que nos hizo sufrir, que ya no está a nuestro lado por alguna fuerza ajena a lo mágico del amor. Pero, olvidar a alguien puede que no sea la mayor preocupación. De lo contrario, tener que olvidar a alguien que ya no está en tu vida, pero sí en tu corazón, te hace recordar que una vez amaste, que una vez quisiste. Te hace recordar esos buenos momentos que pasaron juntos, lo bien que se sentía su presencia a tu alrededor. Lo mágico que era cuando estaban juntos, cuando no había razón alguna para estar triste. Ese amor que quizás ya no, pero ese amor que era completamente real. Y no necesariamente de una manera explícita. Este tipo de amor puede presentarse de maneras pequeñas, hasta extremas. Pero, al fin y al cabo… Es amor. Y, ¿qué mejor que haber amado, que haber querido?
Pero… ¿qué queda de nosotros cuando hemos olvidado un amor y sin embargo, no sentimos nada por nadie? Está esa duda entre pensar qué es más doloroso: si un amor al que debemos olvidar, o la desesperada búsqueda de un amor, que nos haga sentir plenos de nuevo. Bastantes inquietantes ambas situaciones. Pero como ya dije… Para olvidar, hay que recordar. Y no hay nada más hermoso que haber sentido amor.
Y el amor es mágico, pero simplemente no siempre logra triunfar. La vida real no es como los cuentos de hadas y duendes. No todos los amores están escritos en las estrellas. Algunos simplemente fueron escritos en la arena, para dejar enseñanzas, lecciones de vida para los amores del porvenir. Amores, que después de un determinado tiempo están destinados a terminar. Pero todo amor tiene algo en particular, que hace que deseemos amar de nuevo.
Por eso, el instinto humano está en amar, en sentir. En sentir que somos alguien especial. Pero que esa especialidad, la sintamos porque alguien logra despertar un centenar de sentimientos dentro nuestro. Alguien que nos haga sonreír de una manera distinta a los demás, alguien que nos mire y nos dé vuelta el mundo. Alguien como vos…. Alguien como vos.
Quizás es de tanto verlas, de tanto ver esas películas donde el amor suele triunfar, donde todo es de color rosa tras una tormenta, una avalancha de peleas con nuestra pareja. ‘El amor es mágico’ alguien dijo una vez.
Como pude notar otras veces, el amor es el sentimiento más fuerte que puede existir. El que mayor felicidad puede brindarnos. Pero también es aquello que más nos destruye cuando no lo tenemos, cuando lo hemos perdido o cuando no queremos sentirlo. ¿Quién puede vivir sin siquiera querer algo, alguien en su vida, a su lado? Dudo que alguien pueda sobrevivir a una situación tan fría y llena de soledad.
De vuelta a lo que esperamos de nuestra vida amorosa: ¿por qué una historia perfecta? ¿Por qué una historia donde el amor logra vencer a todo lo demás?
Será que se siente maravilloso salir victorioso tras varios obstáculos. De seguro que sí. No hay nada más satisfactorio que intentar algo. Pero por sobre todas las cosas, lograr lo esperado, cumplir nuestro objetivo, en el que pusimos empeño.
Ansiar la compañía de alguien a tu lado, es algo normal. Esperar a que ocurra, es algo que se deja a los pacientes y esperanzados. Hacer que ocurra, solo es apto para los valientes. Pero repito: el amor es mágico. Sí que lo es. El amor es mágico, es una controversia entre la extrema felicidad y la tristeza más profunda. Sin embargo, es lo que mi vida busca en este momento.
Que conste que del amor que se habla, es de ese amor entre dos personas que se pueden observar por horas sin siquiera decir algo, que su sonrisa va a quedar intacta. De esas personas que sostienen sus manos, que se complementan para ser uno. El tipo de persona que desea la felicidad del otro, cuando ésta quizás no esté destinada a ser a su lado. No quiere decir que el amor de un padre, de una madre, de un hermano, de un amigo no sea esencial para la vida. Pero hoy… hoy me enfoco en este tipo de amor. El amor que despierta mariposas en algunas panzas, el amor que eriza la piel, el amor que es tan fuerte, que es capaz de cruzar desiertos y océanos. Sí, ese amor que todos soñamos alguna vez.
Una gran preocupación es cuando debemos olvidar a algún amor que dejamos tras nuestro andar, pero que sigue ahí, en un pequeño rincón de nuestro corazón. Olvidar a alguien que nos hizo sufrir, que ya no está a nuestro lado por alguna fuerza ajena a lo mágico del amor. Pero, olvidar a alguien puede que no sea la mayor preocupación. De lo contrario, tener que olvidar a alguien que ya no está en tu vida, pero sí en tu corazón, te hace recordar que una vez amaste, que una vez quisiste. Te hace recordar esos buenos momentos que pasaron juntos, lo bien que se sentía su presencia a tu alrededor. Lo mágico que era cuando estaban juntos, cuando no había razón alguna para estar triste. Ese amor que quizás ya no, pero ese amor que era completamente real. Y no necesariamente de una manera explícita. Este tipo de amor puede presentarse de maneras pequeñas, hasta extremas. Pero, al fin y al cabo… Es amor. Y, ¿qué mejor que haber amado, que haber querido?
Pero… ¿qué queda de nosotros cuando hemos olvidado un amor y sin embargo, no sentimos nada por nadie? Está esa duda entre pensar qué es más doloroso: si un amor al que debemos olvidar, o la desesperada búsqueda de un amor, que nos haga sentir plenos de nuevo. Bastantes inquietantes ambas situaciones. Pero como ya dije… Para olvidar, hay que recordar. Y no hay nada más hermoso que haber sentido amor.
Y el amor es mágico, pero simplemente no siempre logra triunfar. La vida real no es como los cuentos de hadas y duendes. No todos los amores están escritos en las estrellas. Algunos simplemente fueron escritos en la arena, para dejar enseñanzas, lecciones de vida para los amores del porvenir. Amores, que después de un determinado tiempo están destinados a terminar. Pero todo amor tiene algo en particular, que hace que deseemos amar de nuevo.
Por eso, el instinto humano está en amar, en sentir. En sentir que somos alguien especial. Pero que esa especialidad, la sintamos porque alguien logra despertar un centenar de sentimientos dentro nuestro. Alguien que nos haga sonreír de una manera distinta a los demás, alguien que nos mire y nos dé vuelta el mundo. Alguien como vos…. Alguien como vos.
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