Háganle
saber que su boca me vuelve loca, que anhelo sus manos en mi cuerpo, sus besos
en mi cuello. Cuéntenle que su cara aparece de vez en cuando en mis sueños, que
su risa ilumina hasta la habitación en mayor penumbra. Que no se pierda. Que no
se pierda esa llama de felicidad que solamente él sabe irradiar, ese rayo de
luz capaz de iluminar un día horrible, un día sin sonrisas.
Cuéntenle.
Cuéntenle que me gustaría una oportunidad, una diferente. Algo imposible o siquiera
inimaginable para él. ¿Y qué? En temas del amor, no hay nadie que esté exento
de locura. El amor es locura, por lo que ¿por qué no permitirse un poco de eso?
Me encantaría poder ver en sus ojos una mirada que no sea la usual, que no es
la misma que delatan sus ojos desde hace varios años. Pero ahí aparece algo temible. El miedo
inunda mi ser, invadiendo cada rincón disponible, fomentando la timidez y la
desesperanza. ¿Miedo al rechazo, quizás?
Miedo por esto, o por aquello… Pero, miedo al fin. Miedo a no saber cómo
actuar, si arriesgar una vez más, intentarlo, jugársela… O dejar todo acá,
quedarse en el molde y tomar otro rumbo. Elegir un camino diferente, y quedarse
con la duda del “qué hubiera pasado si…”.
¡¡Pero cómo me gusta verlo sonreír!! Cuento los días que faltan para verlo, para intercambiar una sonrisa, para gastarle una broma. Cómo me gustaría ser quien despierte a su lado, quien lo abrace tras una situación devastadora. Mirarlo y comprender que no hace falta explicar lo que se siente, sino simplemente, sentirlo. Y sin embargo, acá estoy. Firme a la indecisión de mi destino, firme a la inquietante elección.
La duda está en qué camino tomar, en cómo seguir de acá en adelante… O en qué podrá él querer.
¡¡Pero cómo me gusta verlo sonreír!! Cuento los días que faltan para verlo, para intercambiar una sonrisa, para gastarle una broma. Cómo me gustaría ser quien despierte a su lado, quien lo abrace tras una situación devastadora. Mirarlo y comprender que no hace falta explicar lo que se siente, sino simplemente, sentirlo. Y sin embargo, acá estoy. Firme a la indecisión de mi destino, firme a la inquietante elección.
La duda está en qué camino tomar, en cómo seguir de acá en adelante… O en qué podrá él querer.
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