Atracción.
Un síntoma usual para los humanos, para aquellos que gustan de observar a las
personas que están en su vida, más allá de amistades y lazos familiares. Sino,
observar esas personas que están en nuestra rutina, y sin embargo muchas veces
no intercambian palabras siquiera. O
miradas. O intercambian ambas, ya se sabe cómo es este tipo de cosas.
Atracción física. Una sonrisa magnífica, unos ojos matadores. Facciones, gestos, el color del pelo, las uñas, la forma de vestir. Los aspectos en los que más solemos fijarnos, los primeros que captan nuestra atención. Sin embargo, hay personas que logran mucho más, que despiertan en nosotros algo más.
Personas que son interesantes de algún modo diferente, no solo por su físico, sino que tienen algo más. Un algo más que cautiva. Un algo más que hace todo un mundo interesante, un mundo el cual queremos conocer. Hay personas que generan en nosotros un desafío. Personas que nos dan intriga, nos hacen cuestionar cosas que antes ni pasaban por nuestras mentes. Personas que nos introducen en un mundo nuevo.
De vez en cuando, quiero creer que a todos ha de pasar… De vez, de vez en cuando suele suceder que nos percatamos de una persona que nos puede o no atraer físicamente, pero que sin embargo, tiene ese algo que ya dijimos, un extra. Ese algo más que, de cierta manera, nos hace cuestionar.
Y a veces, muchas veces, estas personas son extrañas a nosotros. Alguien que casualmente cruzamos en la calle, alguien que apenas conocemos. Y de todas maneras, buscamos la forma de acercarnos más, de introducirnos en su vida para lograr llegar a descubrir qué es lo que nos atrae tanto, qué es lo que mágicamente nos enloquece. Qué de su personalidad, de su forma de ser, nos desestructura, nos desarma, nos intriga.
Sinceridad, inteligencia, honestidad… Pero al fin y al cabo, todas llevan la misma fórmula: una dosis de curiosidad, de misterio. Una pequeña gota de algo, que nos desvela por las noches y nos ilumina el camino de la imaginación, y en un rincón lejano, en un rincón muy lejano, parece ser que nuestro mundo ya es compartido. Un mundo donde existen las respuestas, la curiosidad es resulta y todo concluye sin más.
Atracción física. Una sonrisa magnífica, unos ojos matadores. Facciones, gestos, el color del pelo, las uñas, la forma de vestir. Los aspectos en los que más solemos fijarnos, los primeros que captan nuestra atención. Sin embargo, hay personas que logran mucho más, que despiertan en nosotros algo más.
Personas que son interesantes de algún modo diferente, no solo por su físico, sino que tienen algo más. Un algo más que cautiva. Un algo más que hace todo un mundo interesante, un mundo el cual queremos conocer. Hay personas que generan en nosotros un desafío. Personas que nos dan intriga, nos hacen cuestionar cosas que antes ni pasaban por nuestras mentes. Personas que nos introducen en un mundo nuevo.
De vez en cuando, quiero creer que a todos ha de pasar… De vez, de vez en cuando suele suceder que nos percatamos de una persona que nos puede o no atraer físicamente, pero que sin embargo, tiene ese algo que ya dijimos, un extra. Ese algo más que, de cierta manera, nos hace cuestionar.
Y a veces, muchas veces, estas personas son extrañas a nosotros. Alguien que casualmente cruzamos en la calle, alguien que apenas conocemos. Y de todas maneras, buscamos la forma de acercarnos más, de introducirnos en su vida para lograr llegar a descubrir qué es lo que nos atrae tanto, qué es lo que mágicamente nos enloquece. Qué de su personalidad, de su forma de ser, nos desestructura, nos desarma, nos intriga.
Sinceridad, inteligencia, honestidad… Pero al fin y al cabo, todas llevan la misma fórmula: una dosis de curiosidad, de misterio. Una pequeña gota de algo, que nos desvela por las noches y nos ilumina el camino de la imaginación, y en un rincón lejano, en un rincón muy lejano, parece ser que nuestro mundo ya es compartido. Un mundo donde existen las respuestas, la curiosidad es resulta y todo concluye sin más.
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